Nueva presentación en Madrid, 8 de octubre

Vuelvo a presentar en Madrid, ahora en pleno centro, esperando que los amigos que no pudieron acudir a Getafe, se acerquen ahora.

Además, el pasado enero, todavía con mascarillas y pandemia, no pudimos reunirnos luego a tomar algo, cosa que sí pretendo en esta ocasión.

Así que, por favor, comentadme aquí o por privado, si os apetece acudir, para que disponga el asunto del avituallamiento de bebidas, comidas y libros.

Estará conmigo Carmen Benito, mi compañera de docencia, licenciada en Historia que también me ayudó en Getafe, presentando la novela y su opinión como lectora y profesional.

Os esperamos 🙂

Nuevo curso

Aunque ya no estoy en activo, sigo midiendo el tiempo en cursos. Y hoy empieza el 2022-23.

Me recupero de un fuerte resfriado, todavía ando con la cabeza entontecida, pero hoy recupero las rutinas de trabajo, aunque esté a medio gas.

Y añado esta anécdota que siempre me gustó tanto del escritor, periodista y político Corrado Augías.:

Recuerdo la pregunta que me hizo el profesor de filosofía el primer día de preparatoria : «¿De qué sirve estudiar? ¿Quién puede responder?». Alguien se atrevió a decir educadamente: «Crecer bien», «Convertirse en buenas personas». Nada de eso, negó con la cabeza. Hasta que dijo: «Para escapar de la cárcel». Nos miramos los unos a los otros con asombro. «La ignorancia es una prisión». Porque ahí dentro no entiendes y no sabes qué hacer. En estos tres años tenemos que organizar la fuga más grande del siglo. No será fácil, te quieren idiota. Pero si trepas por encima del muro de la ignorancia entonces comprenderás sin tener que pedir ayuda y será difícil engañarte. Solo uno de cada veinte niños entiende un texto. Y pienso en los otros diecinueve, que luchan por escapar y se arriesgan a una cadena perpetua por ignorancia. Un buen gobierno debe salvarlos porque es lo correcto, es su obligación. Y porque el riesgo es inmenso: las mentes débiles dependerán de los hombres más viles.

Pues eso, que sigo pensando como los ilustrados, que con la educación mejora la humanidad. Aunque a veces, viendo el panorama y la osadía de la ignorancia, me atrape un cierto desaliento. Un abrazo a todos los compañeros docentes. ¡¡Ánimo!!

Investigando sobre vivienda y barrios obreros

Poblado Dirigido de Fuencarral, año 1960

Mis dos próximas novelas están ambientadas en un barrio ficticio de Madrid en 1972 y 1981 respectivamente, y me gustaría aportar algún anexo informativo a la primera de ellas, si a la editorial y a mis lectores os parece adecuado. Espero que la publiquen el año próximo, así que, mientras llega ese momento, os hago un breve aporte. Decidme vosotros, por favor, si os resulta lo suficientemente interesante como para incluir unas pocas páginas más con este tipo de información detrás de la novela, que es sola y pura narrativa.

Cuentan los historiadores que la problemática de escasez de vivienda obrera se produjo durante el desarrollo industrial, a finales del XVIII. Los trabajadores que se acercaban a los centros productivos desbordaban las posibilidades habitacionales de esos lugares. Los bajos salarios, unidos a la precariedad laboral, no les permitían conseguir una vivienda asequible y suficiente, así que las familias vivían en cuartos realquilados, chabolas improvisadas y hasta, en algunos casos, cuadras, almacenes, o edificios originariamente destinados a otros fines.

En el XIX surgieron promotores particulares que vieron en esa demanda de viviendas una forma de obtener rentas seguras con poca inversión. Proliferaron así construcciones de casas baratas destinadas al alquiler. En Gijón, hace solo unas semanas, he visitado uno de esos complejos para trabajadores, la Ciudadela de Celestino Solar. En algunos lugares, como minas o fábricas, ante la debilidad del Estado, las propias empresas edificaron viviendas para sus operarios.

En el XX el problema de proporcionar habitaciones dignas a las clases trabajadoras se acentuó. En la búsqueda de soluciones se implicaron higienistas, empresarios, arquitectos, e incluso propagandistas católicos. Y el propio Estado, a través de la Ley de Casas Baratas (1911), aunque con escaso éxito. En los años 20 y 30 las empresas aumentaron su política de promoción de viviendas para sus obreros y sus familias. Solo tras la guerra civil, la reconstrucción y la creación de nuevas viviendas fue el centro de las iniciativas sociales, porque era también una forma eficaz de propagandismo del Nuevo Régimen.

Como ya escribí más arriba, por pura necesidad, muchas empresas hicieron viviendas para sus trabajadores. En Madrid, todavía existen algunas de esas colonias industriales, como la de la Paz  construida por la Obra Sindical del Hogar para los trabajadores de Boetticher y Navarro,  o la Colonia Marconi para los operarios de la empresa del mismo nombre, ambas en Villaverde. O como los edificados por el Instituto Nacional de Industria, ya en los 50: el Poblado ENASA/PEGASO, en SanBlas-Canillejas, y el poblado IBERIA/Nuestra Señora de Loreto, en Barajas.

He recreado un barrio industrial en ambas novelas, y en las dos suceden hechos traumáticos que deben ser resueltos en un plazo temporal breve. Son de género negro, pero sin perder la perspectiva social que siempre me acompaña.

¿Qué os parece mi propuesta? Espero vuestras opiniones, que leais mucho y que tengáis buen verano.