Por qué la docencia
Cuando acabé filología decidí ser profesora porque me pareció un oficio apasionante. Porque es transformar, llegar a los corazones y dejar huellas. Y porque enseñando se está aprendiendo siempre.
Siempre he defendido que enseñar Lengua es una tarea importantísima, ya que el idioma conforma el pensamiento. La claridad mental requiere palabras precisas y resulta muy emocionante ver cómo los alumnos progresan en ese sentido.
Enseñar Literatura es abrir los ojos y el corazón a los sentimientos e ideas de todos los tiempos. También a nuevos mundos en los que vivir mil vidas. O hacerlas vivir a otros si se escribe.
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14 de abril, 90 años

Con la República nacieron dos grandes proyectos, la Barraca y las Misiones Pedagógicas. Esta última respondía a la vieja idea de Francisco Giner de los Ríos: mandar los mejores maestros a las peores escuelas. Pretendía que hasta las poblaciones rurales más aisladas dispusieran de cine, teatro, libros, música.
En este empeño colaboraron poetas, escritores, filósofos e intelectuales: Antonio Machado, Luis Cernuda, Rafael Dieste y María Zambrano, entre otros. En Valencia, María Moliner se implica en el proyecto de crear bibliotecas: bibliotecas circulantes para los pequeños núcleos rurales y bibliotecas populares para las poblaciones mayores».
La Barraca, grupo de teatro universitario ambulante, dirigido por Federico García Lorca y Eduardo Ugarte, surgió en la órbita de las Misiones. Colaboraron pintores y artistas de vanguardia para las escenografías. Todos prestaban sus servicios gratuitamente. Los equipos disponían de un mono para los hombres y un vestido azul para las mujeres. De las tareas de cargar y desmontar escenarios se encargaban los propios actores.
Llevaron el teatro clásico a regiones con escasas posibilidades culturales. Federico escribió: «Ahora andamos a vueltas con los versos de Calderón, Cervantes y Lope de Rueda. Los sacamos del fondo de las bibliotecas, se los arrebatamos a los eruditos, los devolvemos a la luz del sol y al aire de los pueblos».
Corrigiendo galeradas, a punto de edición

Estoy de lo más contenta, aunque corregir galeradas sea el suplicio de Tántalo y nunca me parezca que el texto está suficientemente limpio.
No consigo contar las vueltas que le di al manuscrito antes de entregarlo. Muchas. Y se supone que yo estoy entrenada por décadas de correcciones de exámenes, ejercicios y trabajos. Pues da igual. Cada nueva revisión encuentro algo. Ya me dice más de uno que es labor imposible, que siempre se escapa alguno.
No lo sé. Puede que sea así. Pero yo voy a intentar que sean las menos. En fin, vuelto a la tarea. Ya contaré cuándo se publica. Y, mientras tanto, para abrir boca, copio la sinopsis:
¿Qué ocurre cuando el presente colisiona con el pasado?
En plena noche de Halloween de 2018, Sofía se topa con una niña que va pidiendo dulces de puerta en puerta y que es la viva imagen de su difunta melliza, Nina. El parecido le resulta tan impactante, que se lanza a remover fotos y papeles viejos para comprobarlo. Y a preguntarse si será una casualidad o un guiño del destino.
Descubrir los diarios de Nina la transportará nuevamente a los años de sangre y fuego de la Transición. Pero la ardua, difícil, llegada de la democracia que recuerda se le presentará ahora con otra perspectiva, junto al amor secreto y adolescente de su hermana y muchos enigmas.
Para Sofía será duro conocer y aceptar el modo en que tres generaciones de mujeres de su familia tuvieron que enfrentarse con la vida. Y con la muerte.
Nina es una novela trepidante, con elementos de coming-of-age, paso a la vida adulta y crecimiento psicológico y moral. Marisol Pérez Urbano explora unos años convulsos de la Historia de España. Adéntrate con ella en esta trama de misterio, secretos de familia, memoria histórica y lazos entre hermanas.