Breve apunte, quince años después

UNO. Durante semanas, qué digo semanas, durante meses (y años), algunos políticos y algunos periodistas pensaron y explicaron el 11-M en términos conspirativos. ¿Complot?
La interpretación conspirativa de la historia es ya una vieja tradición que habría que remontar, como poco, al siglo XVIII. Fue entonces, en aquel tiempo, cuando ciertos observadores reaccionarios, con Joseph de Maistre a la cabeza, se empeñaron en hacer de la Revolución francesa un episodio confuso. No sería una conmoción social, sino un acto infernal y purgante urdido por ‘philosophes’ libertinos y ateos. Etcétera. De Maistre se hacía preguntas y más preguntas…
Desde entonces hasta hoy mismo, la sospecha de que hay una conspiración sobre la que interrogarse es un recurso socorrido. Se da cuando la explicación racional y probada de lo que sucede deja insatisfechos a quienes se abandonan a su imaginación afiebrada o a sus intereses inconfesables.
Continuar leyendo