
Aunque ya no ejerzo, sigo sintiéndome profesora de mis queridas asignaturas. Y por eso subo uno o dos vídeos semanales a mi canal desde que lo abrí, a mediados de mayo. Tengo ya 31. Por supuesto, de Sintaxis. No solo porque yo creo que es la materia que más dudas crea en los alumnos, sino porque ellos así lo corroboraron durante años. Y porque haciendo análisis sintáctico era cuando me proponían que subiera mi método a la red.
Es obvio que para más adelante me planteo nuevas temáticas. Ahora que no puedo pulsar sus opiniones en directo, me tendré que guiar por lo que me demanden alumnos desconocidos. Alguna experiencia he tenido ya que me ha dado pistas al respecto. Sin embargo, para ser todo lo concienzuda y exhaustiva que debo, no me dedicaré a ellas hasta que cumpla con lo que tengo previsto para que mi canal sea un curso completo de Sintaxis, desde lo más sencillo a lo más complicado. Desde 1º de ESO hasta 2º de Bachillerato.
Y de la misma manera que no puedo dejar de ser profe y pensar como docente, sufro muchísimo por el comienzo del curso. Por los compañeros, alumnos, padres y todo el personal que nos acompaña.
Los dogmas ultraliberales de la comunidad de Madrid, con la reducción sistemática de lo público incluso en plena pandemia, han hecho estallar la situación y multiplicado exponencialmente los contagios durante todo el verano. Tanto, que es una locura empezar tan malamente. Pero no les importan las bajas colaterales. Incluso llegan a reconocer sin ambages que todos los niños se van a terminar contagiando. Me sorprende que nada les pase factura, que sigan teniendo tantos adeptos autómatas y acríticos que están de acuerdo con lo que hacen o, (lo que causa vergüenza ajena), haya quien les apoye contra su propio beneficio.
Continuar leyendo