El día de tu marcha

«Es muy difícil escribirte en tu aniversario, Rodrigo.

Intento no ponerme a recordar el día fatídico de tu muerte injusta, porque tú fuiste y eres mucho más que eso. No siempre lo consigo.

Busco los recuerdos serenos y dulces del tiempo que compartiste con nosotros, pero no me bastan para llenar el vacío tremendo que quedó tras tu marcha.

Cuido a tu padre y a tu hermano, y te abrazo con ellos.

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Emociones

«Hola, hijo, te escribo con las emociones de la presentación de tu libro, rodeada de mis compañeros y alumnos. Y de tus amigos.

Estuvieron allí los del cole y el insti, tu grupo adolescente. Y fue hermoso hablar de ti con ellos.

Luego tuve esta miniconversación por whatsapp:

[21/2 17:20] Muchas gracias por mantener a Rodrigo vivo un poco más. Fue muy bonito volver a pasar otro rato con él ayer.

[21/2 17:22] yo: 😭😭Gracias a ti por ser su amigo.
Y por venir a la presentación.
Un abrazo grande.

[21/2 17:23] Otro par de abrazos por allí.

Te fuiste, pero nos quedan tus amigos.»

Recuerdo…

«Recuerdo el día en que naciste como el más emocionante de mi vida, recuerdo el peso leve de tu cuerpo sobre el mío cuando me decían que efectivamente eras niño y que te quise desde el primer momento en que te vi, escurridizo y pelón, envuelto en una de esas cobijas hospitalarias al uso.

Recuerdo que siempre había algo nuevo, desconocido y excitante que descubrir contigo: los primeros balbuceos, la primera sonrisa, o el primer diente… Fueron una fiesta tus primeras palabras o tus primeros pasos, el inicio de la guarde, el Instituto o la Universidad… Algo nos llevaba hasta un poco más allá del futuro, tú nos mostrabas un camino hermoso de conquistas y retos.

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