
«Se ha ido.
En los primeros momentos, esa sensación nos envuelve casi sin dejarnos respirar. Ya no está a nuestro lado, no podemos explicarnos que no esté con nosotros. No podemos aceptar que esa persona a la que amábamos, a la que amamos – porque el amor no se marcha con ella – nos haya dejado… Había tanto que decir todavía, tanto que hacer. Si hubiésemos sabido, si hubiéramos podido… no habríamos dicho, no habríamos hecho… Esta vivencia de lo irremediable hace que el sufrimiento que nos atraviesa el alma sea profundo, infinito, que nos lastime como una tremenda herida física…
Continuar leyendo