
Tengo la inmensa fortuna de un amigo que me hace de representante literario en su tierra. Gracias, Moncho. No es que se dedique a ello profesionalmente, pero lo cierto es que podría. Con su ayuda he presentado Dinos dónde estás y vamos a buscarte en Gijón, en Avilés y en Oviedo. Una tarde en cada localidad, como ya anunciaba yo por FB y en esta bitácora. Han sido unos días muy intensos. Parece mentira que quepan tantas cosas en setenta y dos horas.
Gijón nos recibió el miércoles con su hermoso mar embravecido. Nos arropó luego con amigos, gracias Rober, Moncho y Reis, una comida estupenda y un café frente a ese Cantábrico invernal. La presentación se hizo en una enorme y bella sala de actos, en el antiguo instituto Jovellanos. Marta y su cuidado texto sobre el libro de Rodrigo me antecedieron durante unos quince minutos. Finalmente llené el resto del tiempo con mis imágenes de PowerPoint y algunos de mis textos preparados al efecto.
Llegamos a Avilés la tarde del jueves, tras una mañana de visitas culturales con un grupo de acogedores compañeros de Enseñanza. Presenté el libro en una preciosa sala con ventanas del medievo, en el Palacio de Valdecarzana. No nos acercamos hasta el mar, pero nos alcanzó un tiempito para recorrer las bellas calles cercanas al Ayuntamiento y el palacio donde se celebró el acto. Chefor lo presentó. Mis agradecimientos también para él y su amable hospitalidad.
En Oviedo, el viernes, Moncho tuvo que leer la introducción que Benigno había escrito para presentar el libro, y sentarse conmigo en la mesa de ponentes. Después de habernos acompañado en todos los actos, en este final le tocó un poco de trabajo más. Nunca termino de agradecérselo. Benigno, por favor, cuídate mucho. Gracias a los amigos que vinieron a arropar la presentación en El Manglar. Y a La Ciudadana, que organizó el acto. Y a Alejandro y a Nacho, por la cena con la que nos obsequiaron luego.
Escribo todo esto ya en casa, con sensación de irrealidad, que es como mi cerebro asimila las sobredosis emocionales. Ha sido todo muy especial, denso física y sicológicamente, conmovedor. En los próximos días nos esperan más actos memoriales a los que vamos cargados de sentimientos y recuerdos y que nos suelen dejar exhaustos. Pero vamos. Por la memoria. Y por Rodrigo.
Dejamos Asturias arropados con el cariño y la amistad. Los mejores antídotos contra el dolor que se remueve cada aniversario. No hay palabras suficientes para expresar todo lo que ha supuesto esta visita para nosotros y el calor de hermanos que nos han brindado. Lo escribo con lágrimas en los ojos.
Muchas, muchas, muchísimas gracias.